La Chinche

En este blog se publicarán, con posterioridad a la publicación de la edición en papel, los contenidos de la columna que con el mismo nombre de La Chinche, aparecen quincenalmente en el periódico CARRIÓN.
Conocido vulgarmente como "chinche de las camas", y cuyo nombre científico es Cimex lectularius, la chinche es un insecto picador que se alimenta con la sangre de animales homeotermos (de sangre caliente). Su picadura no puede ser sentida inmediatamente por sus víctimas gracias a los anestésico y anticoagulantes que su saliva contiene. Solo horas después de la picadura comienzan a sentirse sus efectos.
Como la chinche, pretendemos picar sin que se sienta, en la política castellana y leonesa, palentina y española.

jueves, 2 de junio de 2016

Malos olores

           Los sufridos habitantes de esta España llevan una larga temporada que cada vez que encienden la radio y la televisión, o abren un periódico, tienen que taparse las narices para que no les atufe el olor a podrido que desprende una parte importante de la clase política, que por supuesto no es la más numerosa, pero es la que más se ve.
              Hace algún tiempo que el maestro Forges publicó un chiste en el que un señor estaba delante del aparato de televisión apagado. Su señora esposa le pregunta que qué hace con el televisor apagado, y él le responde que si lo enciendo, salen. La viñeta sigue teniendo hoy una total vigencia, en cuanto lo enciendes, ¡salen!
Gürtel, Púnica, Bankia, Tarjetas Black, ERE, Noos, Ático, Pujol, Bárcenas, Matas, Fabra, Urdangarín, Chaves, Griñán, Rato, González, Granados, Rus, etc., etc., etc. Solamente la relación nominal de implicados ocuparía muchísimo  más espacio del que esta Chinche dispone para esta columna. Así que, es encender la tele o la radio, o abrir un periódico, y el olor a podrido supera con creces el que según Marcelo, el centinela del palacio real de Elsingor, se podía percibir en la Dinamarca de Hamlet, que tan bien reflejó la obra de Shakespeare.
              Los españoles, según todas las encuestas, están más que hartos de ese olor apestoso que surge de la clase política. Y se corre el riesgo, muy peligroso para la democracia, de creer que todos los políticos son iguales, es decir, corruptos, cosa que evidentemente no es cierta. Si en nuestra despensa tenemos una bolsa de patatas, y una sola de ellas se pudre, el olor a podrido nos puede llegar a hacer creer que todas las patatas están en mal estado. Y todos sabemos que no es así. Por eso, a nadie se le ocurre tirar a  la  basura toda la bolsa, sino que buscamos la que está podrida, la tiramos, comprobamos que ninguna más se ha comenzado a pudrir, limpiamos el resto de las patatas, y las dejamos extendidas encima de unos periódicos para que terminen de secarse.
              Así que, busquemos las “patatas podridas” y a la basura con ellas, pero no se nos ocurra tirar todas las “patatas sanas”, porque luego nos arrepentiremos y no tendremos para hacernos un buen plato. Eliminadas las podridas, limpiemos y aireemos las sanas y conservémoslas, porque en caso contrario alguien vendrá a darnos de comer algo que no nos gusta.


              Cimex lectularius

Publicado en CARRIÓN: 15.03.2016

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