Los sufridos habitantes de esta España llevan una
larga temporada que cada vez que encienden la radio y la televisión, o abren un
periódico, tienen que taparse las narices para que no les atufe el olor a
podrido que desprende una parte importante de la clase política, que por
supuesto no es la más numerosa, pero es la que más se ve.
Hace
algún tiempo que el maestro Forges publicó un chiste en el que un señor estaba
delante del aparato de televisión apagado. Su señora esposa le pregunta que qué
hace con el televisor apagado, y él le responde que si lo enciendo, salen. La
viñeta sigue teniendo hoy una total vigencia, en cuanto lo enciendes, ¡salen!
Gürtel, Púnica, Bankia, Tarjetas
Black, ERE, Noos, Ático, Pujol, Bárcenas, Matas, Fabra, Urdangarín, Chaves,
Griñán, Rato, González, Granados, Rus, etc., etc., etc. Solamente la relación
nominal de implicados ocuparía muchísimo
más espacio del que esta Chinche dispone para esta columna. Así que, es
encender la tele o la radio, o abrir un periódico, y el olor a podrido supera
con creces el que según Marcelo, el centinela del palacio real de Elsingor, se
podía percibir en la Dinamarca de Hamlet, que tan bien reflejó la obra de
Shakespeare.
Los
españoles, según todas las encuestas, están más que hartos de ese olor apestoso
que surge de la clase política. Y se corre el riesgo, muy peligroso para la
democracia, de creer que todos los políticos son iguales, es decir, corruptos,
cosa que evidentemente no es cierta. Si en nuestra despensa tenemos una bolsa de
patatas, y una sola de ellas se pudre, el olor a podrido nos puede llegar a
hacer creer que todas las patatas están en mal estado. Y todos sabemos que no
es así. Por eso, a nadie se le ocurre tirar a
la basura toda la bolsa, sino que
buscamos la que está podrida, la tiramos, comprobamos que ninguna más se ha
comenzado a pudrir, limpiamos el resto de las patatas, y las dejamos extendidas
encima de unos periódicos para que terminen de secarse.
Así
que, busquemos las “patatas podridas” y a la basura con ellas, pero no se nos
ocurra tirar todas las “patatas sanas”, porque luego nos arrepentiremos y no
tendremos para hacernos un buen plato. Eliminadas las podridas, limpiemos y
aireemos las sanas y conservémoslas, porque en caso contrario alguien vendrá a
darnos de comer algo que no nos gusta.
Cimex lectularius
Publicado en CARRIÓN: 15.03.2016
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