La Chinche

En este blog se publicarán, con posterioridad a la publicación de la edición en papel, los contenidos de la columna que con el mismo nombre de La Chinche, aparecen quincenalmente en el periódico CARRIÓN.
Conocido vulgarmente como "chinche de las camas", y cuyo nombre científico es Cimex lectularius, la chinche es un insecto picador que se alimenta con la sangre de animales homeotermos (de sangre caliente). Su picadura no puede ser sentida inmediatamente por sus víctimas gracias a los anestésico y anticoagulantes que su saliva contiene. Solo horas después de la picadura comienzan a sentirse sus efectos.
Como la chinche, pretendemos picar sin que se sienta, en la política castellana y leonesa, palentina y española.

martes, 11 de junio de 2013

El túnel del tiempo

Jorge Manrique, el gran poeta paredeño del siglo XV, dejó escrito en la primera de sus cuarenta coplas dedicadas a la muerte de su padre “cómo, a nuestro parecer/cualquiera tiempo pasado/fue mejor”. Y parece ser que, casi quinientos años después, algunos personajes de nuestra más reciente historia siguen pensando lo mismo. Como el citado pensamiento no es compartido de forma general por esta Chinche, me llevé un susto de padre y muy señor mío cuando el pasado miércoles día 22 escuché al expresidente de gobierno señor Aznar responder, “Cumpliré con mi responsabilidad, mi conciencia, mi partido y mi país”, a la pregunta de la entrevistadora sobre si estaba dispuesto a volver a la política.
Aunque la respuesta es una pura ambigüedad, conociendo la capacidad de solemnizar lo obvio que caracteriza a tan insigne personaje, me puse en lo peor y me vi sumergido en el túnel del tiempo. Decía el filósofo francés Nicolas de Chamfort, que “Cuando los necios cesan en sus cargos, hayan sido ministros o latos funcionarios, conservan una altivez y una importancia ridículos” y la actitud de don José María lo confirma y ratifica de forma contundente. Por supuesto que el expresidente de gobierno tiene todo el derecho del mundo a expresar y defender sus opiniones donde y cuando quiera; tiene todo el derecho a proponerse de nuevo como candidato a presidente del gobierno e incluso, a ser Papa de Roma, ¡faltaría más! Pero, por favor, no nos lo venda como si él fuera el nuevo salvador de la patria.
Al parecer de nuestro ínclito expresidente –uno de los “jarrones chinos” de la democracia española en palabras de otro ex, Felipe González– cualquiera tiempo pasado fue mejor, y más si ese tiempo pasado era cuando él gobernaba. Poniendo esa característica cara de amenaza y superioridad propia de los déspotas y que es habitual en él, habló de sus grandes logros, entre los que destacó de forma insistente las bajadas de impuestos y los millones de empleos creados, y se arrogó sin ningún pudor el fin del terrorismo etarra.
Lo que no explicó es que sus bajadas de impuestos comenzaron a sentar las bases de la implantación en nuestro país del neo liberalismo más salvaje, y supusieron los primeros pasos en el desmantelamiento del Estado de Bienestar que tanto nos estaba costando consolidar. Tampoco explicó que los millones de puestos de trabajo que creó, lo fueron en la burbuja inmobiliaria basada en la construcción sin límites ni control de miles y miles de viviendas, y que supuso un lastre añadido cuando llegó la crisis. No nos explicó que terminó con el terrorismo mediante el original método de dejar de llamarlos terroristas y comenzar a llamarlos “Movimiento Vasco de Liberación”. En fin, ni un recuerdo a la famosa foto de las azores con George Bush y Tony Blair, ni de sus declaraciones solemnes y altisonantes –volvemos al despotismo– afirmando que “pueden estar ustedes seguro de que el régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva”, armas que nunca se encontraron pero que metieron a España en una sangrienta guerra, en contra de las resoluciones de la ONU y en la que han muerto miles de civiles inocentes.
Por favor, señor Aznar, dedíquese a ganar dinero en los puestos de asesor de empresas multinacionales y a explicar los turbios asuntos que se desarrollaron en el PP y en su entorno familiar durante sus años de presidente, y no nos meta a los españoles en el túnel del tiempo.
Como dicen los últimos versos de Jorge Manrique, “dejónos harto consuelo/su memoria”.
Cimex lectularius