Esta Chinche ya no se entera, si es que lo ha hecho
alguna vez, de por dónde van los tiros de la situación política de este solar
que llaman España. Da la sensación de estar en un continuo “déjà vu”. Y el personal está que echa las muelas con la
posibilidad de tener que ir a votar sin haber hecho la digestión de la cena de
nochebuena. Con lo aficionados que son los Homo
sapiens españoles a celebrar cualquier fiesta regándola con una buena dosis
de bebidas espirituosas, es más que posible que en alguna mesa electoral sea
casi imposible entenderse, tanto por culpa de los integrantes de la misma, como
por parte de los votantes. Así que habrá que cambiar la letra de ese conocido
villancico: Esta noche es Nochebuena/y mañana hay que votar/tapa la bota
María/no me quiero emborrachar.
De
momento, los palentinos han dado fin a sus fiestas de San Antolín. Y pasadas
las mismas, también hemos vivido otra vuelta al pasado como todos los años. El
equipo de gobierno del Ayuntamiento las ha calificado de “éxito sin
precedentes”, y la oposición que de eso, nada de nada. Que “más de lo mismo” y
que falta originalidad en el planteamiento.
Y
puede que tengan razón ambos, porque desde hace años se hacen las mismas
valoraciones de gobierno y oposición, sea quien sea el partido que ocupe una u
otra posición. Una está de acuerdo con las dos posturas: éxito de gente en la
calle, y más de lo mismo en los contenidos. Ahora bien, la pregunta es qué se
puede hacer de original. Las fiestas patronales, sean del más pequeño pueblo o
de una capital, son siempre lo mismo: luces de colores, ruidos diversos en las
calles abarrotadas de gente, vendedores de todo tipo de artefactos para niños y
mayores, hombres estatua, titiriteros, y artistas varios luciendo sus
habilidades, toros, bares llenos de gente, artefactos de tortura a cual más
sofisticado en el real de la feria, fuegos artificiales y traca final. Amén de
las correspondientes celebraciones religiosas en honor del patrón o patrona
respectivo, en muchas ocasiones acompañadas de algún rito pseudo milagroso, al
que se pegan por asistir en primera fila muchos representantes políticos de
cualquier orientación ideológica.
Y
así año tras año, con las únicas variaciones de los artistas que actúan en las
calles y plazas o en los recintos cerrados y de pago. Me gustaría que
explicaran cual es la originalidad que proponen los que acusan de falta de
ella. ¿Qué en lugar de los gigantes y cabezudos desfile un grupo de samba
brasileño? ¿Qué las autoridades civiles dejen de ocupar las primeras filas de
la misa en la catedral? ¿Qué se suspendan las corridas de toros? ¿Qué las peñas
dejen de atronar las calles con un montón de charangas cuyo sonido se mezcla de
forma insoportable para el oído humano? Que nos lo expliquen.
Cimex lectularius
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