Andan los palentinos metidos en la conmemoración
del 50 aniversario de la muerte del escultor Victorio Macho, conocido
principalmente en esta ciudad, y hasta no hace mucho exclusivamente, por el
gigantesco Monumento el Sagrado Corazón de Jesús que desde el cerro del Otero
vigila atentamente la vida y el devenir diario de los habitantes capitalinos.
También, y desde 1963, la plaza Mayor luce en su centro la que puede
considerarse la última obra esculpida por el genial artista en homenaje a otro
palentino ilustre, el escultor paredeño Alonso Berruguete, cuyas obras tuvieron
una gran importancia en la vocación de Macho por la escultura.
La
relación de Victorio Macho con su ciudad natal, nació en una humilde casa de la
calle Colón el año 1887, fue siempre tormentosa y complicada, hasta el punto
que en los años treinta del siglo pasado la beatería palentina le acusó de que
la monumental escultura del Cristo del Otero, nombre por el que se la conoce
habitualmente, era una burla a Jesucristo. La sublevación fascista contra la
República del año 1936, lo pilló en Madrid, y su posterior exilio en Europa y
América, de donde no regresó has el año 1952, no favoreció su relación con las
conservadoras y reaccionarias fuerzas vivas de la ciudad. El encargo que por
iniciativa del alcalde de 1963, Juan Mena de la Cruz, le hizo el ayuntamiento
para la realización del monumento a Berruguete, inició un lento proceso de
reconciliación con su patria chica. Lento y farragoso, pues en los años ochenta
se produjo hasta un “secuestro” por parte del Ayuntamiento de Palencia de
algunas de sus obras procedentes del museo toledano Roca Tarpeya, que terminó
en los tribunales.
Esta
historia llena de desencuentros entre Palencia y Macho, que parecía ir
mejorando, ya fallecido el artista, en la época de Helidoro Gallego como
alcalde con la presencia en nuestras calles de diversas reproducciones de obras
del escultor, y que debería culminar en el cincuentenario de su muerte, parece
que al paso que vamos, tampoco va a ser muy efectiva.
Faltan
escasos cuatro meses para terminar 2016 y salvo algunos detalles simbólicos y
poco publicitados, los palentinos no hemos visto de forma clara y popular nada
que nos acerque a la obra y la vida de este gran personaje de la escultura del
siglo XX.
Da
la sensación de que tendremos que esperar al año próximo, por cierto 130
aniversario de su nacimiento, para ver hechas realidad las mejoras de los
entornos del cerro del Otero, y la colocación de una escultura de Victorio
Macho.
Desde
el día que falleció y fue enterrado en la ermita que hay a los pies del Cristo
del Otero, se sabía que el año 2016 se cumpliría el 50 aniversario. Puras
matemáticas. Pero una vez más, la incorregible improvisación de nuestros
responsables políticos nos llevará a hacer las cosas tarde, mal y, esperemos
que al menos en esta ocasión, no sea nunca.
Cimex lectularius
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