Felipe González, el líder socialista que presidió
el gobierno de este país durante catorce años en el último tercio del siglo
pasado, acuñó esta expresión para referirse a los presidentes del gobierno,
cuando dejaban de serlo: “Son como grandes jarrones chinos en apartamentos
pequeños. Se supone que tienen valor y nadie se atreve a tirarlos a la basura,
pero en realidad estorban en todas partes”. Con el paso de los años, esta
definición se ajusta a lo que él representa ahora mismo, como anillo al dedo.
El otrora gran dirigente y hombre de estado, se ha convertido en un jarrón
chino que estorba, y mucho, en el pequeño apartamento en el que se está
convirtiendo el PSOE.
Ante la necesaria y urgente
rehabilitación que los inquilinos del apartamento se ven obligados a realizar,
algunas sostienen que es un jarrón muy valioso, y que hay que conservarlo como
sea, aunque sea moviéndolo de un sitio para otro hasta que le encuentren un
hueco apropiado. Otros piensan que lo único que hace es estorbar y, por lo
tanto, son cada día más las voces que se alzan pidiendo que se le tire a la
basura, o al menos que lo dejen en la puerta del apartamento para ver si
alguien se lo lleva y deja de estorbar.
Lo cierto es que esta Chinche
piensa que es una auténtica pena. Que el hombre que encarnó en su día las
ilusiones de muchísimos ciudadanos de este país, el dirigente que supo sacarlo
del siglo diecinueve y llevarlo al veinte, y comenzar la creación de un moderno
e incipiente estado de bienestar en esta España que salía de los cuarenta años
más oscuros de su reciente historia, haya sido capaz de convertirse en lo que
ahora representa, es muy lamentable.
Cómo es posible que una persona
que podría haber pasado a la historia como uno de los grandes políticos
europeos del sigo veinte, haya pegado ese cambio tan brutal que le ha llevado
al extremo de dudar públicamente, y haciéndose el chistoso, de la
capacidad intelectual y política del
primer secretario general de su Partido elegido directamente por los afiliados.
Evidentemente, este cambio ha
logrado que la derecha, que en los años noventa del pasado siglo lo acusó de
todos los males habidos y por haber, que lo llamó corrupto y jefe de asesinos,
ahora haya sacado el incensario para alabarlo. ¡Vivir para ver!
Cimex lectularius
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