El Norte de Castilla 3.02.2008 |
En el momento de escribir esta columna quincenal,
acaba de producirse un acontecimiento que acapara todos los comentarios en la
calle y en los medios de comunicación: una infanta de España ha tenido que
comparecer como imputada ante un juez de instrucción. Esta Chinche, para no ser
menos, tentada ha estado de colaborar con sus comentarios a la abundante
cosecha de opiniones, más o menos documentadas, que se están produciendo. Aunque
la tentación ha sido muy fuerte, la he resistido, pues me he propuesto aplazarlos
para después de que el juez, una vez estudiada la declaración, resuelva si la
acusa o, si por el contrario, archiva el procedimiento. En este país somos
demasiado aficionados a adelantar acontecimientos.
También somos muy aficionados en esta España de
nuestras entretelas a escurrir el bulto de nuestras propias responsabilidades,
y a buscar intercesiones y encomiendas de lo más variopintas. Así más tarde, es
muy fácil echar la culpa a otro de los posibles resultados, sobre todo si estos
no son los deseables.
En esta afición nacional a encomendarnos y a pedir
que intercedan para ayudarnos a resolver nuestras obligaciones, ocupan un lugar
preeminente los recursos a todo tipo de vírgenes y santos, cuando no al propio
dios de cada cual. Y esta afición, que en los ciudadanos de a pie puede
resultar curiosa, alcanza tintes de esperpento cuando el, o la que solicita la intercesión,
es un responsable político.
Ejemplos locales muy significativos de esta afición
“encomendatoria” son los alcaldes palentinos, tanto el anterior Heliodoro
Gallego como el Actual Alfonso Polanco. Ambos, a pesar de su distinta ideología
o adscripción política, recurren todos los años a la patrona de Palencia, para
que sea ella la que resuelva los problemas que, como dirigentes políticos, son
responsabilidad de ellos.
Pero esta “tradición” local tan arraigada y no
exclusiva de los alcaldes palentinos, ha adquirido últimamente rango nacional.
Y también aquí sin distinción de militancia política.
Y así, desde la ministra Fátima Báñez, pidiendo la
intercesión de la Virgen del Rocío, pasando por el Ministro del Interior
encomendándose a Santa Teresa, hasta la alcaldesa socialista de La Línea
nombrando Alcaldesa perpetua y honoraria de su localidad a la Inmaculada, el
solar patrio es un reguero de ejemplos de como confundir “la velocidad con el
tocino”. Y todo esto en un estado que se dice aconfesional.
Cimex lectularius
Publicado en CARRIÓN el 17.02.2014
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