Foto: Diario Palentino |
Y el presidente, y otro alcalde, y los representantes del gobierno y de la Junta de Castilla y León, y…
Esta Chinche creía estar en tiempos pasados, pero que muy pasados. La villa de Carrión de los Condes, con fueros reconocidos desde el siglo XI y con título de ciudad desde el año 1894; cuna de personajes ilustres –Marqués de Santillana, Rabí Sem Tob, Enrique Fuentes Quintana, etc.– y etapa principal en el Camino de Santiago, pareció volver durante unas horas del pasado día 3 al “antiguo régimen”.
Las autoridades civiles y “religiosas” rindieron pleitesía a la “nobleza” al más puro estilo medieval. Entre las muchas imágenes que los distintos medios de comunicación desplazados al evento sirvieron a toda España, principalmente a través de los programas “del corazón”, una le llamó a esta Chincha poderosamente la atención. Alfombra roja en el frío patio del Monasterio de Santa Clara; una silla frente a una improvisada estufa eléctrica; una envejecida Duquesa sentada en la silla, y un Alcalde arropando solícitamente las piernas de la “señora” con una manta de piel, mientras el resto de representantes del pueblo llano, y muchos integrantes de ese mismo pueblo, contemplan embelesados la escena. En resumen, una imagen propia de los tiempos anteriores a la Revolución Francesa, con los tres estamentos clásicos del antiguo régimen: el clero, la nobleza y el estado llano, cada uno en su papel.
¿De verdad la ciudad de Carrión necesita de este esperpento para darse a conocer? La extraordinaria colección de belenes de las Claras ¿necesita este circo para ser reconocido y promocionado? La ciudad de las iglesias de Santiago y Santa María, de los Monasterios de Santa Clara –con el Cristo y la Piedad de Gregorio Fernández– y de San Zoilo con su impresionante claustro barroco y su puerta románica, ¿precisa de este espectáculo mediático para ser promocionada turísticamente? La villa en la que Sem Tob escribió los “Proverbios morales” en el siglo XIV, y en la que nació y vivió el Marqués de Santillana, además de otros ilustres personajes, no se merece semejante astracanada, digna de otros tiempos ya pasados y que algunos creían olvidados.
Señores representantes del pueblo, la próxima vez piénsenselo un poco antes de volver a participar en otro espectáculo digno del siglo XVI. Por si aún no se han enterado, estamos en el siglo XXI.
Cimex lectularius
Publicado en CARRIÓN el 19.12.2013
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