Amnistía

Ha notado esta Chinche que en los últimos días la sangre de los humanos de estas tierras hispanas anda bastante revuelta, e incluso tirando a descompuesta. La causa, al parecer, no es otra que la medida que ha anunciado  el gobierno del PP, y que se ha popularizado con el nombre de amnistía fiscal.

La cosa, que tiene su enjundia, consiste en que todos aquellos españolitos que durante estos últimos años se hayan dedicado con fruición y altas dosis de patriotismo a defraudar a “hacienda somos todos”  y/o colocar sus “pequeños ahorrillos” en cómodos y saneados paraísos fiscales, pagan un miserable 10% y sus “pecadillos fiscales les serán perdonados”, podrán poner en circulación sus euros honradamente ganados, procedan estas ganancias de donde procedan con todas las bendiciones y aquí no ha pasado nada y todos tan contentos.

¡Manda carallo! No me extraña que el personal ande revuelto, y tampoco me extrañaría lo más mínimo que se produjera una rebelión fiscal masiva y, ahora que llega el tiempo de la declaración de la renta, los millones de trabajadores por cuenta ajena que han sufrido la correspondiente retención en sus nominas, y se disponen como buenos y ejemplares ciudadanos a saldar sus cuantas con “hacienda somos todos”, y que a muchos de los cuales les tocará aún “apoquinar” algunos euros adicionales, se planten y se nieguen a ser los únicos paganos en este circo en el que ha convertido nuestro sistema fiscal este gobierno.

Si será escandaloso el asunto que hasta instituciones gobernadas también por el PP, además de otras gobernadas por distintas opciones políticas y que tienen capacidad competencial en estos temas, como algunas Diputaciones Forales del País Vasco, y el Gobierno de Navarra, han decidido no aplicar esta medida, que aunque se ha dado en conocer como amnistía fiscal, debería ser mejor llamada, “chorizada fiscal a favor de los mismos de siempre”.

Si esta Chinche viviera de una nómina y no de chupar la sangre al humano correspondiente, exigiría a su empleador que no le retuviera ni un euro en su nómina, no haría la declaración de la renta y esperaría a la siguiente amnistía fiscal para, pagando un miserable 10%, ponerse al día con el fisco. Pero estoy prácticamente seguro de que a mí no me saldría bien el chanchullo, y terminaría teniendo que pagar la multa correspondiente y abonando mi deuda fiscal con el correspondiente recargo.

Y es que, como decía mi admirado tío Zósimo, “hijo, si un día te decides a robar, hazlo a lo grande, porque si robas cien duros, irás a la cárcel, pero si robas millones, serás un señor que hace negocios”.

En fin, que tendremos que seguir escuchando a los miembros de este gobierno que los españoles han elegido decir, un día sí y otro también, que “todos debemos hacer los esfuerzos necesarios para salir de esta crisis en la que nos metió Zapatero”, pero luego cuando llegan las medidas reales, todos somos siempre los mismos. Lo dicho, ¡manda carallo!

Cimex lectularius

Publicado en el periódico CARRIÓN 16.04.2012