Por
mucho que intento averiguar en qué consiste esto de la nueva política, no llego
a comprenderlo. La única diferencia que he notado, si quitamos ropajes, rastas,
coletas o bebés tomando el pecho de su madre, es que en el parlamento actual no
hay ningún partido con mayoría suficiente para formar gobierno. En lo restante,
más de lo de siempre. Que si yo tengo en la Mesa más o menos miembros, con sus
correspondientes sueldos y prebendas. Que si me dejáis o no formar mi grupo o
grupito parlamentario, también con las correspondientes ventajas que esto
supone. Y lo último, que dónde me dejáis colocar mis honorables posaderas.
Lo
que sí es nuevo, es la ausencia de partidos con la mayoría suficiente para
gobernar, y esto también está ofreciendo a los homo sapiens de este país su buena dosis de espectáculo mediático.
Al PP, que es el que más honorables posaderas tiene asentadas, le salen más
casos de corrupción que setas en primavera lluviosa, lo que hace que a los de
Ciudadanos, los cuartos en número de asientos y presuntos adalides de la
regeneración política, se les haga muy cuesta arriba apoyarlos para formar
gobierno. Pedro y Pablo, no los apóstoles ni los de los Picapiedras, sino los
dirigentes de PSOE y Podemos, andan como dos adolescentes con las hormonas
alteradas. Hoy no te pases de la raya; mañana ya no hay raya que pasar. Ahora
te regalo un gobierno que te hará mucha ilusión, y al otro no le hace ninguna;
que si no me llamas; que si llámame tú. Que si me quieres mucho, pero me estás
engañando con otros.
Así,
entre viajes de ida y vuelta al palacio de la Zarzuela, se van pasando los
días, y los españoles desesperando, y ellos, ellos contestando, quizás, quizás,
quizás…, tengamos que volver a votar en los próximos meses.
Y
mientras tanto, cada día una nueva víctima de la violencia de género, el
trabajo precario y los jóvenes marchando al extranjero, los dependientes se
mueren antes de recibir asistencia, se pierden pruebas radiológicas, los
juzgados se atascan con los casos de corrupción política, y los ciudadanos
vamos a perder la paciencia, y como nos llamen a votar de nuevo, igual les
quitamos a todos sus sillones. Así que, ¡al loro señores diputados!
Cimex lectularius
Publicado en CARRIÓN 01.02.2016
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