Con el objetivo de obtener “materia” en la que picar y cumplir el compromiso quincenal con los lectores de CARRIÓN, esta Chinche, armada de paciencia y buena voluntad, se sentó delante del televisor el pasado día 8 dispuesta a escuchar la intervención de don Mariano Rajoy, nuestro querido y admirado Presidente, en el Congreso de los Diputados para explicar el Plan Nacional de Reformas y el programa de estabilidad 2013 y 2016. Muchos de ustedes pensarán que hay que tener ganas para semejante ejercicio de autoflagelación, pero de algo hay que alimentarse. Y en una comparecencia de nuestro presidente, hay comida segura.
En efecto, y para mi alivio, no tuve que esperar mucho. Después de algunas perlas literarias del calibre de “Estamos realizando la mejor política de empleo posible”, cuando la encuesta de población activa del primer trimestre del año arroja una cifra de más de 6.200.000 parados, en el folio doce de los veintidós de los que constaba su discurso, soltó: “Ya nadie me pregunta, Señorías, si vamos a pedir un rescate. ¿Por qué ya no me lo pregunta nadie? Se lo voy a explicar: no me lo pregunta nadie porque los españoles, a lo largo del año pasado, han demostrado una férrea voluntad de mejora, una capacidad de sacrificio y un empeño por cumplir sus compromisos que han despejado todas las dudas”.
Esta es “su explicación”, señor Rajoy. Pero hay otra, y mucho más sencilla, aunque también más impresentable.
¿Cuándo quiere qué le pregunten? ¿En sus comparecencias a través de una televisión, eso sí, ultramoderna y de plasma? ¿Cuándo sale corriendo por la puerta trasera del Senado al ver que los periodistas lo están esperando?
¿Acaso pretende que le pregunten cuándo sale rodeado de ayudantes, lacayos y guardaespaldas que apartan y casi atropellan a los periodistas? ¿O quizás en sus escasísimas ruedas de prensa en las que no se admiten preguntas?
Una democracia moderna y avanzada, no puede funcionar si los responsables políticos se limitan a rendir cuentas cada cuatro años durante los procesos electorales. Tienen la obligación moral y política de hacerlo día a día. Y para eso están, además del Parlamento, la prensa y los medios de comunicación social.
El pasado 3 de mayo se conmemoró el “Día Mundial de la Libertad de Prensa”. Si en un país como el nuestro que pretende ser una democracia, los periodistas no pueden ejercer su labor de informar verazmente sobre lo que opinan, hacen y deciden los gobernantes; si no pueden hacerlos las preguntas que están en la mente y en la boca de una inmensa mayoría de ciudadanos, la democracia del mismo es más bien una pseudodemocracia.
Lo que esta Chinche no entiende es como los medios de comunicación, al menos aquellos que pretenden no ser meras correas de transmisión del dirigente político de turno, no se niegan a asistir a semejantes sucedáneos de rueda de prensa.
Señor Rajoy, si quiere que le puedan preguntar por el rescate, o por lo que en cada momento sea noticia, convoque verdaderas ruedas de prensa y dé respuesta a las preguntas que los ciudadanos están esperando, y los periodistas tienen la obligación de hacer.
Cimex lectularius
Publicado en CARRIÓN el 17.05.2013